lunes, junio 15, 2009

Mi Ángel.

La Doncella del Mar.
- ¿Las alas son de ángel o de demonia?

- De ángel por supuesto,... porque para aguantar esto,...

Tiempo atrás soñé, durante mucho tiempo, con ese "espíritu celeste", y con su definitiva y carnal presencia. No tengo remedio, mi impulsiva osadia, y mi derruído pasado, me llevaron hasta ella, y ella acudió a mi llamada.
¡Ahy... mágico Mayo!. Magia en el primaveral ambiente, repleto de hechizos, maleficios, sorpresas, amores y desengaños.
Solo estaba en el momento y en el lugar escrito, dije la frase correcta y te mostré lo que quedaba de mi. Me diste la respuesta idónea, tocaste con la punta del dedo mi gastada sensibilidad y algo, de nuevo, empezó a palpitar, muy lentamente.

- Las alas son de libertad, de la libertad que me gané cuando tenía veinte años.
- Yo las perdí cuando me caí...

"Pienso en lo que me dijeste en el coche antes de irte... y a mi también me encantaría repetir noches como la de ayer. Es un placer haber conocido una mujer como tú: madura, sincera, amable, dialogante, y sensible,.. esto me rompe, lo siento soy así. Me fascin
a pensar en el millón de cosas que me gustaría hacer contigo,... hasta me cortaba el pelo si me liberases. Pero ahora sé, que estás algo confusa y algo perdida (y quién no lo ha estado) y seguro que encuentras una solución. Te la mereces. Hasta entonces preferiría que te aclarases, pero si algún día me necesitas, silba y voy. Un petó fort i cuidat".

La velada fue preciosa. Por momentos olí esa magia espolvoreada por las calles,... pero tremendas dudas ofuscaban esa diminuta y especial sensación que surgió de diálogos y de miradas.

Dudas del pasado, dudas entre el querer y el poder, emergieron de profundos abismos cuando escuché lo que no quería ni podía escuchar...

No hay dos sin tres.
La confusión crea confusión, las sensaciones extrañas crean encuentros extraños. Los sentimientos que alteran nuestra rutina, nos empujan a situaciones insólitas, irrepetibles, únicas, y hasta pueden cambiar nuestro mundo, como un río que arranca con firmeza y arrastra con todo lo que halla a su paso.

Volví a verte, a tenerte frente a frente, cara a cara, como a mi me gusta estar.
Brotaron esas sensaciones puras, cristalinas, y muy, muy profundas, que solo brotan cuando tienes la creencia que esa persona es sincera.
(Lo importante no es lo que brota, sinó de qué semilla brota).

Yo tenía que descubrir si esa platónica atracción hacia ti como persona, iba más allá, o era simplemente una conmoción cerebral, de palabras y gestos que entraban por mis sentidos, o sencillamente era una bocanada de aire fresco en un caluroso día de junio.
Si era posible hacer realidad la combinación entre romanticismo y pasión. Sensaciones en tiempos de olvido, en tiempos de materialismo y decadencia.
¿Volvería a vivirlo, a sentirlo?, ¿me estaba limpiando?.


Estabas preciosa, radiante y tu pelo, increiblemente suave, muy suave. ¿Y tu corazón?. ¿Qué me decía?. Estaba en ello.
Los latidos del corazón, a veces no tienen explicación. Aparecen, mueven la sangre por todas las venas y alimentan el cuerpo, el alma. Un increíble fenómeno de la naturaleza.
Debía seguir probando, tanteando el momento para poner deacuerdo el poder y el querer, finalizar mi confusión. Y hubo momentos, quizás hasta demasiados, pero no me atrevía.
Cada vez que te tocaba, que me tocabas, que nos mirábamos fijamente y sonreías, veía esa oportunidad, el instante perfecto,...pero palpaba tu muro, mi muro y me reprimía.

Y tu mirada derretía mi congelada alma, con un viento cálido de nuevas ilusiones. Ya no valían ni escudos, ni muros, ni apariencias ocultas, y cuando por fin ví desnuda tu alma....te dije: -¡Just one Caress, one! (sólo una caricia, una).

La chispa adecuada.
De repente se paró el tiempo, el Universo al completo.
¡Qué fantástica sensación!, pensaba que lo había olvidado.
Sentí cuerpo con cuerpo, abrazados, una repentina y fugaz paz, me sentí ser
eno (bendición divina),... Tú entre mis brazos...¡Tan frágil, como la pluma de un bello pájaro, mejor...de un ángel, con miedo a romperte, a quebrarte!.
Seguidamente, y sin darme tiempo a reaccionar, sentí un chispazo. Doscientos veinte voltios electrizando mi sistema nervioso,... cuerpo con cuerpo, surgió la llama.


Besé tu rostro, lo volví a besar y lo volví a besar, sin pretender nada más, solo me conformaba con acariciarte. Rozarte con mis labios esa fragilidad. Como si diciendo: - ¡Eo, estoy aquí, no quiero hacerte daño!.
Mi cuerpo, este trozo de carne, jóven pero perecedero, me volvía a encaminar hacia senderos ocultos. La voz del deseo, la llamada vanal, mezclada con una incesante y revolucionada química que revoloteaba por todo mi ser, que, evidentemente, debía calmar.
Y claro, sentí lo que anhelaba descubrir,...que no era un sueño, que era real, que podía volver a sentir mi corazón latir junto con un ardiente deseo. Siempre juntos.

Tú lo has hecho realidad.
Continuará...

(dedicado a Marta)