miércoles, junio 28, 2006

La Isla de Cronos.

Me siento atraído, atrapado, cada vez con más fuerza, mi nave se aproxima hacia el corazón de un extraño ciclón. Mi proa no se opone, no se resiste, nada puedo hacer por evitarlo. Un poderoso imán. Una salada tormenta que sacude mi nave. Impotentes y empequeñecidos por el majestuoso acontecimiento, ya que es el destino quien lo desea, nos enfrentamos a otro mundo. No sabemos si es el final.


Ya se sabe que después del mal tiempo.....

Me hallo embarrancado en las finas arenas, de la playa de una isla que me resulta especialmente conocida, es la isla de Cronos.

En la isla de Cronos, en mi otro mundo, el tiempo se para. El tiempo no existe. No hay pasado, ni futuro, y sólo el instante del presente. El sol y la luna, la luz y la oscuridad, el ciclo de la vida, la muerte y la resurrección. Son quienes mandan. Cada día es diferente, sólo si tu quieres. Cada día se pueden ver todos los colores del arcoiris dibujados en el cielo, sólo si tú lo deseas.

En la isla de Cronos, no existe el dolor. Los lamentos, los sollozos y las lágrimas, tal y como brotan, se convierten en diminutas y finas gotas de cristal. Con los primeros rayos de curativa luz se deshielan rápidamente y se filtran en la tierra del olvido.
En la isla de Cronos, no existe el miedo. Los temores y los malos presagios son manchas negras que se purifican con caricias de agua dulce, abrazos de blandas nubes, puras, cargadas de sonrisas, y que le devuelven la alegría a cualquier rostro aterrorizado.
En la isla de Cronos no existe el rencor. Se oye un grito en el cielo, palabras violentas, sentimiento de odio, reclamando venganza, se irrumpe la calma, la serenidad, la paz. Sopla un furioso aire, un huracán divino, que se lleva bien lejos, hasta el infinito, todo aquello que sangre los oídos, devolviendo el silencio a la isla.


En mi otro mundo...los manantiales y los ríos emanan benignos deseos, que llenan el lago azul de una infinita pasión. Me zambullo y me sumerjo, bebo.
En el lago azul los enamorados se alaban. Pero no me des un beso o una caricia si no es sincero el propósito, pues el agua se tornará de un color enrojecido, violeta, y harás llorar, te hará llorar.
Por los cuatro vientos me balanceo al son de las nobles aves, pasando por las milenarias y sabias montañas, dispuesto a dominar el arte del vuelo.
Un océano turquesa, lleno de vida, rodea la isla de Cronos, y recuerda...no existe el miedo, piérdete en sus abismos, en sus mareas, entre sus sirenas,... me sumerjo, vivo.

Susúrrale un sueño a las estrellas, no mires el tiempo, y quizás, te lo concedan.
Susúrrale un destino a las estrellas,....

¿Puedes sentir ese amor?, ¿te das cuenta que es único?, extraordinario, excelente, sólo y sin otro de su especie. ¿Sientes la isla de Cronos?, ¿la sientes?, ¿no?...Pues empieza cerrando los ojos .
Sueños del presente.