Ocho semanas.
Tu planeta azul se tornó blanco.
Tu mundo de alegres océanos se convirtió en grises glaciares.
Un "no" que congeló mi corazón.
Un "no" que congeló mi ilusión.
Contra eso no podía luchar, contra un muro,
contra una polar ventisca de incertidumbres y contradicciones.
Después de ocho semanas y algún que otro día,
por ahí suelto, desperdigado, es hora de marchar.
Parece lejos aquel ocho, lejos aquel catorce,... y muy presente el veintidós.
Ocho semanas amarrado a un puerto de esperanzas,
de belleza, de aparente "serenidad".
Ocho semanas anclado en un cálido mar... ahora un gélido glaciar .
Tan rápido como ese primer rayo de luz, tan veloz como un trueno,
fue nuestro amanecer, nuestro despertar.
Un severo golpe en la cabeza, que anunció el final.
Un esperado traspié, que me despertó del sueño.
El destino da, el destino quita,
el destino parte y reparte,
y a mi me toca la última parte,
a mi me toca la peor parte.
El destino me exilia.
Vi un nuevo despertar,
pero no tuve el privilegio de ver más allá.
No seré tan especial. Pensaba.
Vi un horizonte, deslumbrado, cegado,.... desvelando
que, tras ese azul, hay un pálido blanco.
Frío en pleno verano.
Vi una infinita hoguera, lejana, resplandeciente,...
que desaparecía súbitamente... en el confín de ese más allá.
Frío en pleno verano.
Diálogos, conversaciones, supuestas pasiones,
potenciales placeres, adolescente platonismo,...
que se desvanecía lentamente.
Saldré disparado, propulsado por la rabia de la impotencia,
hacia el sinfín de las estrellas.
Arrastrado por un viento cósmico, como polvo de estrellas,
como la de esa estrella que dejó de brillar,
que dejó de alumbrarnos, que se extinguió.
Atrás dejo un corazón revivido,
tu le diste la vida, tuyo es, ahora no lo necesito.
Atrás dejo esa pequeña llama,
mis manos ya no la protegen,
mis manos agarran el timón, de mi nuevo rumbo.
SOS.
" Aquí el capitán de esta errante nave.
Mando deseperado mensaje a la inmensidad del espacio,
Mando deseperado mensaje a la inmensidad del espacio,
por si alguien pudiese acudir en nuestro auxilio.
Calculamos erróneamente la trayectoria original y aparecimos ante una avalancha de
infortunios, y aunque pudimos sobrevivir, no pudimos evitar escapar a la caída.
Ahora llevamos semanas náufragos en un desolado y cálido planeta.
¿ Ya habíamos estado aquí?.
Perdidos, sin navegador, ni orientación, sin mapas, ni brújulas, ni nada de nada.
La nave está averiada, casi inservible, el cuaderno de bitácora extraviado,
y las baterías dentro de poco se terminarán.
He aquí, donde nadie antes se hubiese atrevido a meterse,
que me encuentro, con mi tripulación, perdidos,
asumiendo, un más que posible, fatal futuro.
Mando mi último mensaje, de desesperado auxilio, antes de que........"
[fin transmisión]